Cada 5 de septiembre se celebra a una mujer extraordinaria, la Santa Madre Teresa de Calcuta

Cada 5 de septiembre se celebra la fiesta de Santa Teresa de Calcuta, canonizada hace seis años (4 de septiembre de 2016) por el Papa Francisco en una Misa celebrada en la Plaza de San Pedro.

La santa albanesa murió exactamente hace 25 años, el 5 de septiembre de 1997, en Calcuta (India) a los 87 años de edad.

Santa Teresa de Calcuta, auténtico don para la Iglesia de hoy, constituye uno de los ejemplos más claros de cómo debemos amar a Cristo en el servicio a los más pobres, o, como ella decía, a los «más pobres entre los pobres».

La pobreza y el falso bienestar

Teresa de Calcuta, además, dio una lección al mundo sobre cómo entender la pobreza.

Para ella, la mayor pobreza no necesariamente se encuentra en los barrios humildes o en las zonas abandonadas -como fue la Calcuta en la que vivió-, sino también en todos aquellos lugares donde el amor está ausente, donde la miseria moral corroe a las sociedades aunque haya comodidades u opulencia.

Caso típico de esto son las sociedades en las que se permite el aborto, o donde se cosifica a los seres humanos.

Misionera, sí, y de la caridad

La Madre Teresa nació el 26 de agosto de 1910 en Skopje, en ese entonces parte de Albania y hoy territorio de Macedonia. Su nombre fue Gonxha Agnes Bojaxhiu, pero adoptó el de Teresa al ingresar al Instituto de la Bienaventurada Virgen María.

Fue bautizada un día después de nacer, recibió la Primera Comunión a los 5 años, y la Confirmación un año después.

Ingresó a la Congregación de las Hermanas de Loreto en 1928; al año siguiente llegó a la India, e hizo sus primeros votos en 1937.

Permaneció 20 años en dicha congregación, hasta que Dios le mostraría otros caminos. Así, el 7 de octubre de 1950 fundó a las Misioneras de la Caridad, congregación con un carisma muy especial: entregarse a los más pobres entre los pobres.

//aciprensa

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