Iglesia reitera el llamado al diálogo sincero y deponer intereses ocultos e irracionales

 A nombre de todos los obispos reunidos en la CXI Asamblea Plenaria, monseñor Aurelio Pesoa Ribera OFM, Presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, durante su homilía este 13 de noviembre, desde la Catedral de San Sebastián en la ciudad de Cochabamba, reiteró el llamado a todo el pueblo boliviano, a gobernantes y gobernados, al diálogo sincero, fraterno, deponiendo intereses ocultos e irracionales y sentarse a resolver los problemas en espíritu de paz, de entendimiento y fraternidad. 

Refiriéndose a la primera lectura, aseguró que lo único que se conservará será lo bueno que se haya sembrado en el mundo, mientras que, toda obra humana que se basa en el egoísmo, la injusticia, la soberbia o en algunas oportunidades el deseo de poder, se destruirá.

Alentó servir a Dios para alcanzar el sentido de la vida, “sí servimos a Dios, triunfaremos. Sí servimos al mal, a la injusticia, la mentira, nuestra vida no alcanzará nunca la verdadera meta”, puntualizó. Motivando a trabajar por lograr cosas buenas y útiles en este mundo, con la fe y la mirada puesta en ese Dios.

Acerca de la segunda lectura, monseñor Aurelio, señaló que “quién no tiene nada que hacer, será propenso a dedicarse a todo, pero no siempre al bien”, advirtió que la persona puede aceptar enfrentarse con el otro, no siempre por convicción, sino en muchas oportunidades por dinero.

Reflexionando sobre el Evangelio de san Lucas,  que narra el fin del mundo, la autoridad eclesial aseguró que “los cristianos de verdad, los que siguen y son fieles a Cristo, serán perseguidos, serán rechazados, no la tendrán tan fácil”, pero animó a seguirá Cristo para una vida coherente.

Sobre la realidad que vive el país, afirmó que, “si en estos días anuncias que todos somos hermanos y te plantas frente al odio de las calles respondiendo con amor, tendrás problemas por Cristo, si te niegas a la violencia, tendrás problemas por Cristo, si dices no a la mentira, tendrás problemas por Cristo, si respondes con la honestidad a la búsqueda de intereses de grupos y de partidos, serás también perseguido, si defiendes la verdad con objetividad, sin dejarte llevar por ideologías que dividen y no se enfrentan, serás rechazado por Cristo”.

Diálogo sincero y fraterno

A nombre de todos los obispos reunidos en la CXI Asamblea Plenaria, monseñor Aurelio, reiteró el llamado a todo el pueblo boliviano, a un diálogo sincero y fraterno: “Queridos hermanos, los obispos de Bolivia, reunidos en centésima decima primera Asamblea, hacemos por eso hoy un llamado a todo el pueblo boliviano, a gobernantes y gobernados, frente a todo lo que estamos viviendo frente al conflicto que nos amenaza a todos, con un desenlace cada vez más complicado frente al odio, resentimiento o intolerancia que crece y que se apodera de nuestras calles. Hacemos un llamado a la cordura y a un diálogo sincero y fraterno, en el que depongamos intereses ocultos e irracionales y que nos sentemos con verdadero y sincero deseo  de resolver los problemas en espíritu de paz, de entendimiento y de serena fraternidad”.

“La dureza de corazón y la cerrazón en los propios intereses e ideas no lograrán nunca resolver los conflictos”, señaló pidiendo que en esta situación de violencia podamos “mirarnos como hermanos y no como enemigos” para lograr un desenlace pacífico del conflicto que aflige a toda nuestra patria.

Jornada Mundial de los Pobres

En la celebración de la Jornada Mundial de los Pobres, el obispo, invitó a reflexionar sobre el ser y vivir cristiano, “vivimos en un mundo de enormes desigualdades que nos olvidamos de los pobre, no los tenemos en cuenta, los descartamos, como nos dice el Papa Francisco: En muchas oportunidades, no nos duelen los pobres, vivimos de espalda a los más pobres. A veces incluso a los de nuestro entorno más cercano, con una vida cristiana débil, poco comprometida y sin vivir lo que Cristo nos enseña”.

Al finalizar su homilía, Mons. Aurelio, recordó que la Navidad se acerca, “el Señor que vendrá a juzgar al mundo, nos ayuda a estar atentos y vigilantes, estar a la altura de nuestra vocación cristiana como verdadero, verdaderos hijos de Dios”, alentando a que, “todos nosotros busquemos siempre el bien, que todos nosotros no seamos contribuidores de aquello que puede destruir al ser humano en todo sentido. Que Dios nos ayude y que Dios nos conceda a cada uno de nosotros, los dones necesarios para la estabilidad”, finalizó.

FUENTE- Prensa CEB 13.11.2022

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