Mons. Carlos Curiel: “Aprendí amar a Bolivia que me enseñó a vivir el Evangelio”

Mons. Carlos Curiel Herrera, Obispo Electo de Carora, Venezuela, en una entrevista para al programa De Perfil, de la Conferencia Episcopal Boliviana, cuenta algunos detalles sobre su vida y vocación, su sservicio como escolapio, así como su misión de Obispo Auxiliar en Cochabamba y ahora, prontamente, como Pastor en su tierra natal.

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Amo mi profesión por el servicio prestado a gente que sufre

Monseñor Curiel nació en Carora, Venezuela el 4 de julio del año 1960, es el segundo de 6 hijos varones, su vocación al sacerdocio surge desde pequeño. Su tío que era Obispo y él lo acompañaba en todas las andanzas pastorales.

Estudio medicina y realizó un postgrado en anestesiología, al querer iniciar un segundo postgrado decidió que lo más conveniente era dar el paso y responder al llamado que Dios le hacía. “Amo mi profesión por el servicio prestado a gente que sufre”, comenta.

Soy Caroreño de nacimiento y Azaldino de corazón

Llegó a Bolivia el 18 de agosto de 2018, pasó los primeros días en Cocapata, Cochabamba y desde entonces compartió su ministerio sacerdotal en Anzaldo: “compartir tantas cosas con ese hermoso pueblo a quien amo entrañablemente y como lo he dicho en algún momento: Soy Caroreño de nacimiento,  Anzaldino de corazón, pues aprendí a compartir, y a celebrar la vida, la fe, la esperanza, a compartir las angustias, los sufrimientos del pueblo, también los gozos y las esperanzas, y desde ahí yo siempre digo como Monseñor Romero, me enseñaron a leer, me enseñaron a vivir el Evangelio, con las falencia, con las fragilidades humanas que todos tenemos, pero lo hice consintiendo una pasión por Cristo, una pasión por la humanidad, una pasión por una pasión por la misión que se me había encomendado”.

Todos somos discípulos y misioneros

Acerca de su experiencia en el Rosario misionero que se realiza por redes sociales desde Cochabamba, Mons. Curiel asegura que ha sido una experiencia bella: “Por medio del Rosario contemplamos el misterio de Cristo con ojos de María, es decir, con ojos de ternura, con ojos de cariño y con ojos que llegan hasta lo profundo del corazón, el amor que Dios nos ha tenido en su hijo Jesús”.

El Obispo, destaca estos momentos de oración como espacios que le permitieron compartir con distintas zonas de Bolivia y se ha podido fortalecer la fe en momentos de dificultad y de sufrimiento.

También reconoce en la gente una auténtica familia de Iglesia católica, donde su propia persona ha sido enriquecida: “me ha enriquecido mucho como persona, como cristiano, como ministro del Señor y de su Iglesia. Y qué bueno que el Señor me siga dando el entusiasmo y la fuerza del Espíritu para poder seguir acompañando a mi pueblo, estaremos como lo suelo decir: lejanos en la distancia, pero cercanos en el Amor (con mayúscula), en comunión, unidos en oración y unidos también en el corazón con ustedes”.

Una noticia que asombra

Monseñor comparte que ha recibido la noticia de su nombramiento con asombro, porque no se conoce que el Papa decida cambiar de país a un obispo, pero tras mirar la imagen de José y María, pidió sabiduría a Dios y que por la fuerza del Espíritu le conceda discernir y como maría poder decir “Sí”. “Acepto este envío, es un gran desafío, es una Iglesia pequeña, es una Iglesia de una Diócesis que apenas tiene 29 años. Pero es una Diócesis con unos sacerdotes que también gastan su vida por su pueblo, es una Iglesia viva”.

Quiero alentar a mi pueblo y caminar juntos

“Para nadie es un secreto como tenemos ahora, yo diría que más que una migración, es un éxodo lo que vivimos, ya van cerca de 6 millones de venezolanos que han salido, y mi pueblo pues no escapa de aquello. La situación se ha tornado bastante difícil en todas las dimensiones de la vida y bueno mi presencia allá… no soy ningún salvador, ningún mesías, pero si quiero alentar a mi pueblo y caminar juntos”, afirma Mons. Curiel quien a su vez alienta a depositar la confianza en el resucitado que nos plantea una nueva vida.

Caminemos juntos

En un mensaje dirigido a los bolivianos, Mons. Curiel motiva a que se siga siendo una Iglesia pujante, que camina alegre en la esperanza y firme en la fe, pero sobre todo que camina unida: “comunicar con la vida el mensaje del Evangelio…sigamos caminando a ser una Iglesia sinodal, que caminemos juntos que caminemos juntos, niños, jóvenes, ancianos, que caminemos juntos laicos, religiosos, religiosas, sacerdotes, obispos, agentes de pastoral, que lo hagamos como ese ser hermanos que somos en Cristo y que desde ahí tomemos una actitud de escucharnos, de compartir y pedir al Espíritu que nos ayude a discernir, para hacer la Iglesia que el mismo Jesucristo quiere, su Iglesia. Su iglesia que camina dejando huellas de aquel que es el camino, la verdad y la vida.

De verdad les abrazo con todo mi corazón y seguiremos en esa comunión que posibilita el Espíritu Santo, seamos esa Iglesia de Dios”.

“Bolivia está en mi corazón, Cochabamba está en mi corazón y eso nunca saldrá de ahí. Por lo tanto me sentiré siempre muy unido a todo este pueblo que aprendí a amar y del que me siento parte ahora y siempre”.

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